La mayoría de nosotros asociamos mentalmente la palabra Victoria a la final de un campeonato de fútbol, a una escudería de formula 1 o cualquier prestigioso torneo de tenis. Para los romanos “La Victoria”, era como poco una de las deidades mas importantes de su panteón.
(izq.)Moneda griega de dos Dracmas con la representación de Niké. (der.) La Curia, edificio construido por Julio Cesar, alojaba un altar consagrado a Victoria.
Victoria, herencia de la Niké de los griegos era representada como una mujer alada, y su cometido era guiar favorablemente al Imperio Romano en todas sus empresas. Los oficiales romanos buscaban su beneplácito mediante sacrificios para conseguir éxito en sus campañas bélicas, donde la imagen de la diosa adornaba corazas y cascos. La concepción de Roma como potencia absoluta estaba estrechamente ligada a esta diosa, que protegía la patria contra “la barbarie” extranjera. Las representaciones de Victoria siempre estaban presentes en los ceremoniales de Triunfo.
Victoria, Monedas y Laureles
Los emperadores Romanos, no desperdiciaban la ocasión de legitimar su posición, y si era necesario dejar claro que era por “la gracia de los dioses”, se recurría a ello. Y que mejor manera de poner en mano de todos que contaban con la aprobación y la guía de Victoria que dejándolo reflejado en las monedas.
El joven excéntrico y afeminado Aurelio Antonino, conocido célebremente como Heliogábalo, en esta moneda de dos denarios, nos muestra una Victoria avanzando firmemente hacia la derecha, sosteniendo en sus manos una corona de laurel y una rama de palmera, y circundada por la sugerente leyenda “VICTOR(i)A ANTONINI(ana) AVG(usta)”.
(izq)En este denario tenemos una representación de Victoria subyugando a
un cautivo bárbaro, en sus manos lleva un trofeo de guerra y una guirnalda.(der)En esta otra moneda la diosa Victoria aparece de frente, semidesnuda llevando en sus manos una guirnalda y una rama de palmera, dos clásicos emblemas triunfales en el mundo romano.
V.R.S