El joven faraón Tutankamon, de pie, junto al dios Amón.(M. Egipcio de Turín) Amón era la máxima deidad del panteón
egipcio, equiparable al Zeus de los griegos, y su sacerdocio ejercía
un poder enorme en la vida política y social del antiguo Egipto. Los faraones se hacían retratar al lado de Amón para
dejar claro que su gobierno contaba con la aprobación de los dioses,
cabe destacar que el tamaño de la figura de Amón es mayor que la de
la representación del mismísimo rey.
De Tiro a Gaza
Egipto era una provincia persa más
hasta la llegada de Alejandro. Persia, convertida en super potencia,
se había hecho con gran parte del mundo conocido, y Egipto era lo
último que le quedaba, así que Alejandro decidió arrebatárselo.
Alejandro y su ejercito partieron de
Tiro hacia Egipto pasando por Gaza, un bastión hostil a los
macedonios que se encontraba fuertemente defendido.
Como ya había pasado con Tiro, los
macedonios usaron a la población para crear un enorme terraplén
para superar las murallas de Gaza, después de un duro asedio que
duró dos meses, en el que el mismísimo Alejandro fue herido con una
flecha en el hombro, la cuidad fue tomada, todos los hombres muertos y las mujeres y los niños se vendieron como esclavos. Si
bien era conocida la benevolencia y tolerancia de Alejandro hacia los
pueblos que se rendían, también era celebre la crueldad que
manifestaba contra las poblaciones rebeldes, con Tiro y Gaza como
claros ejemplos.
Dracma de Alejandro Magno. Alejandro sentía una gran fascinación por la civilización egipcia.
Egipto
Como era de esperar todas las ciudades
se rindieron ante el paso de Alejandro y su ejercito. Quedaba patente
que las gentes temían la superioridad militar de los macedonios,
pero también estaban cansados de décadas de dominación Persa.
Por aquel entonces la provincia Persa
de Egipto estaba gobernada desde su capital, Menfis, por el sátrapa
persa Mazakés. A la llegada de Alejandro a la capital, éste juró
lealtad y entregó todos los tesoros a Alejandro. Los Egipcios lo
recibieron como un libertador de la tiranía persa, festejaron su
llegada y lo nombraron rey de Egipto, otorgándole los títulos de
los faraones como Hijo de Ra y Rey del Alto y Bajo Egipto. Alejandro
ofreció sacrificios en los templos como de costumbre y fue coronado
siguiendo los antiguos rituales egipcios.
El Oráculo de Amón
Tras conquistar Egipto Alejandro solo
tenia una cosa en la cabeza: Visitar el Oasis de Siwa. ¿Que hacia
tan especial a ese lugar? En el Oasis de Siwa se encontraba el
Oráculo de Amón. Este santuario era todavía mas antiguo que el
célebre oráculo de Delfos griego, y era un famoso centro de
peregrinación de la antigüedad. Así que Alejandro reunió un pequeño
ejército y emprendió un viaje de ocho días hacia el Oasis de Siwa.
Cuando Alejandro llegó al templo el
sumo sacerdote lo llamó “hijo de Amón” y lo invitó a pasar. Alejandro entró solo y fue conducido a
una sala interior donde había una representación del dios Amón.
Según algunos historiadores esta figura consistía en una litera con
forma de barca de la que colgaban vasijas de oro. Estaba unida a dos
palos largos y aguantada por ochenta sacerdotes. Sobre esta litera
reposaba una imagen iconográfica del dios Amón consistente en una
esfera con ombligo. Los sacerdotes movían la imagen hacia
adelante para mostrar aprobación y hacia atrás para mostrar rechazo, movimientos que eran
interpretados por el sumo sacerdote que oficiaba la ceremonia.
El dios Amón era representado frecuentemente como un carnero.(Museo Egipcio de Turín) Alejandro Magno y sus sucesores se representaban a menudo en las monedas con cuernos de carnero, atributos del dios Amón.(Tetradracma de Lisímaco)
No sabemos las respuestas que recibió
Alejandro durante la celebración de la misma, pero del hecho se
desprende el poder político que podían llegar a tener los
sacerdotes de Amón en el antiguo Egipto. Al terminar la ceremonia el
sacerdote y Alejandro salieron del templo y éste presento al
macedonio públicamente como “hijo de Amón”, dejando claro que
era el heredero legítimo al trono Egipcio. Esta estrategia
beneficiaba tanto a Alejandro como a los sacerdotes de Amón, quienes
veían un benefactor en el recién nombrado rey.
Poco después de su visita al Oráculo
de Amón Alejandro fundó la que se convertiría en una de las
ciudades mas importantes del mundo antiguo y del moderno: Alejandría.
El faraón Ramses II, sentado entre Amón y su esposa Mut.(Museo Egipcio de Turín)
V.R.S
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