Mosaicos y Frescos

La entrada de una casa romana en Pompeya, en Nápoles, decorada con un mosaico de motivos geométricos en dos colores

Para embellecer sus casas, (domus) los romanos mas pudientes recurrían a ciertas técnicas para enriquecer y decorar techos paredes y suelos, hasta el punto de que algunas viviendas competían en lujo y majestuosidad con los mismísimos palacios imperiales. No solo hablamos de una vivienda como una residencia práctica y funcional, sino de que cada habitación y parte de la casa podían convertirse, dependiendo del poder adquisitivo de su propietario, claro está, en el lienzo de habilidosos artistas especializados. Las principales técnicas de decoración de las viviendas de la antigüedad fueron el fresco y el mosaico, y alrededor de ellas giró una importante y especializada industria.

El Mosaico

El Mosaico era una técnica que consistía en la elaboración de figuras, representaciones y dibujos a partir de pequeñas piezas de diferentes colores llamadas teselas. Las teselas eran trocitos de piedras y vidrios de colores que se introducían a presión en un pavimento de cemento que secaba lentamente. Aunque los romanos copiaron esta técnica a los griegos, los primeros mosaicos aparecieron en Mesopotamia, de hecho en oriente medio se han descubierto paredes de alrededor de 5000 años de antigüedad decoradas con fragmentos de terracota de diferentes colores. 

Teselas de colores. Museo Arquelógico de Milán

Aunque el mosaico podía ser aplicado en paredes y techos, fue la técnica por excelencia para la decoración de los suelos de las casas romanas, dando lugar a magníficas obras de arte en sus pavimentos. En un principio los suelos de las casas se limitaban a simples planchas de cemento, de hecho quien no podía costearse un mosaico debía conformarse con eso. Los mosaicos daban como resultado un pavimento muy duradero y resistente al desgaste. Una muestra de ello es la gran cantidad de mosaicos que se han conservado hasta nuestros días. El hecho de que los mosaicos estaban en el suelo a propiciado que fueran cubiertos por polvo, tierra y otros sedimentos con facilidad, lo que también a favorecido en gran manera a su conservación.

En algunas entradas de casas romanas de Pompeya se han encontrado mosaicos de animales guardianes, como los perros, en algunos casos acompañados de la inscripción "CAVE CANEM", atentos al perro

Un mosaico de temática mitológica, Museos Vaticanos

Mosaico romano con motivos geométricos y algún tipo de felino, Museo Arqueológico de Milan

Este mosaico pertenece a la Basílica de Son Peretó. Tanto frescos como mosaicos pasaron a formar parte de la decoración de las primeras iglesias y basílicas. Actualmente este mosaico se expone y conserva en el Museo Arqueológico de Manacor

Se han descubierto mosaicos de todo tipo de temáticas, lisos, con motivos geométricos, con representaciones mitológicas y religiosas, con escenas de la vida cotidiana y los oficios, escenas bélicas como el famoso mosaico de Alejandro Magno encontrado en Pompeya, escenas de animales y caza, de teatro y otros espectáculos... todo dependía de los gustos y preferencias del cliente que pagaba al artista.

Los Frescos

Fresco de un ave, Museo Arqueológico de Milán

El fresco era una de las técnicas de pintura mural mas utilizada para la decoración de paredes y techos en las casas romanas. Para preparar un fresco en primer lugar se cubría el muro de la habitación con una primera capa gruesa y vasta de mortero que hacía de sustento a una serie de capas menores que se depositarían posteriormente. Según algunos autores entre una y hasta siete capas. La última de estas capas, que era la mas importante de todas, recibía el nombre de intonaco, y estaba compuesta por una pasta a la que se añadía polvo de mármol. Mientras esta capa todavía estaba fresca, el artista dibujaba sobre ella su obra, de ahí el nombre de fresco. Este trabajo debía hacerse de manera rápida y precisa, ya que el artista tenía que acabar su pintura antes de que el enlucido secara, además no podía equivocarse, porque una vez seco el muro, la pintura no admitía correcciones y la única forma de solucionarlo era eliminando la ultima capa del fresco mediante raspado.

Fauno danzante, este fresco se encuentra en la Villa de los Misterios, en Pompeya

¿Que ventajas tenían los frescos con respecto a la pintura convencional? Los colores utilizados para realizar el fresco se diluían en agua con cal. Esta pintura calaba dentro la pared, se mezclaba con la humedad de la última capa, que al secarse, iba absorbiendo dióxido de carbono del aire convirtiendo la pintura en carbonato cálcico. Esto daba como resultado un enlucido muy resistente, con una pintura insoluble al agua, de colores vivos y brillantes y con una calidad y durabilidad excepcionales. Clara muestra de ello son los frescos de mas de dos mil años que han llegado hasta nosotros en un excelente estado de conservación.

Al igual que sucedía con los mosaicos, era el propietario de la vivienda quien decidía el tema que la pintura debía de reflejar, por lo tanto se han conservado frescos de infinidad de temáticas en las paredes de las casas romanas, a pesar de esto siempre primaron diferentes tipos, reflejo de modas y tendencias de la época, que debido a sus características permiten ser englobados dentro de diferentes estilos.

Detalle de una bóveda en la casa del emperador Augusto en el Palatino, Roma. Esta técnica de dotar de dimensión a la pintura mural se denomina estuco

Este tipo de fresco se engloba dentro del grupo Estilo Arquitectónico, cuyas representaciones de elementos constructivos buscan crear un efecto tridimensional y una perspectiva de profundidad en quien lo observa. En la fotografía se ve claramente la estructura de capas que conforman el fresco sobre el muro

V.R.S

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