Los Cistóforos


Esta moneda de plata es un cistóforo de Pérgamo, 123-100 a.C

El cistóforo es una de las monedas más enigmáticas de la antigüedad, en las siguientes líneas trataremos de explicar no solo su valor numismático o científico, sino también intentaremos entender esta pieza como el producto o reflejo de un periodo de transición política, social, artística e ideológica para el universo griego, una especie de "ocaso" entre comillas, impuesto por el mundo romano al griego a todos los niveles, incluso a nivel numismático. 

Historia y características

Pese a ciertas discrepancias entre historiadores, lo más aceptado es que el cistóforo aparece en Éfeso antes del 200 a.C. Pero lo que sí está históricamente probado es que para el año 190 a.C esta nueva moneda tan diferente de los grandes tetradracmas de tipo alejandrino, (tetradracmas tanto acuñados por Alejandro Magno como posteriormente por sus diádocos) se aceptaba y acuñaba en un gran número de ciudades, especialmente las que estaban bajo la influencia de Pérgamo. Y es a este reino y a esta fecha a la que este tipo de piezas queda asociada definitivamente, bajo el gobierno de Eumenes II y practicamente coincidiendo con la Paz de Apamea. La Paz de Apamea fue un tratado firmado tras la batalla de Magnesia, en la que el rey seléucida Antioco III y sus aliados fueron derrotados por una colación formada por Roma, Pérgamo, Macedonia y Rodas.

Vista aérea de la acrópolis de Pérgamo, en la actual Bergama, Turquía. En la parte central destaca su enorme teatro excavado en la ladera de la montaña. Imagen extraida de Google Maps

Aunque se les denomina tetradracmas, o tetradracmas cistofóricos, su peso de unos 12 gramos poco tiene que ver con el del resto de los tetradracmas griegos, especialmente los basados en el patrón ateniense que alcanzan con facilidad los 17 gramos. El cistóforo equivalía a tres denarios, los cuales en época republicana eran de prácticamente 4 gramos, completando así con tres piezas el peso total de la plata necesaria para acuñar un cistóforo. Un dato importante que cabe mencionar es la aparición de resellos con un monograma de Éfeso y la cista mística en un considerable número de tetradracmas de Side, Panfilia, pese a ser ésta una moneda con un peso estándar de acuñación, mayor al del cistóforo, lo cual descartaría su conversión a monedas cistofóricas y mas bien obedecería al acaparamiento de monedas por necesidad, para el esfuerzo de guerra y paga de los soldados, sobretodo teniendo en cuenta que también podemos encontrar tetradracmas de Side con el resello de un ancla seleucida, emblema de Antioco III, enemigo del rey de Pérgamo Eumenes II durante la batalla de Magnesia, acontecimiento contemporáneo a éstas monedas. Es un hecho que este tipo de acuñaciones fue un rotundo éxito debido a la extensión territorial que alcanzó su uso y además el tiempo que perduraron en circulacion. El cistóforo fue una revalorización del hasta ahora usado tetradracma, ya que con menos cantidad de plata se la seguía considerando como tal, con el mismo valor de un tetradracma y sus mismas capacidades adquisitivas.

Tetradracma de Side, Panfilia 155-36 a.C. Anverso: Cabeza de Atenea llevando casco corintio. Reverso: Niké caminado hacia la izquierda, portando guirnalda, bajo ella una granada. En ocasiones aparecen estas monedas con un resello sobre el casco consistente en el emblema de Éfeso y una cista mística

Cistóforo de Efeso, 41-42 d.C. Éfeso, el lugar de origen de los cistóforos, utiliza este mismo numerario hasta bien entrada la época imperial Romana, conservando de cistofórica solo el nombre y el peso, y evidentemente su valor de tres denarios

Elementos iconográficos de los tetradracmas cistofóricos de Pérgamo

Cista Mística

Kisto-Phoros es la voz griega para designar estas monedas y significa "el que lleva la cesta" haciendo una clara alusión a los rituales dionisiacos

Si hay un elemento que realmente caracteriza a esta moneda y la diferencia del resto de acuñaciones es la cista mística. Esta cista mística o cesta de los misterios es un emblema estrechamente ligado al culto a Dionisio o Baco, deidades derivadas del todavía mas antiguo dios frigio Atis. Tenía un fuerte carácter inconográfico e identificativo en el culto a Dionisio, siendo el elemento mas importante en los rituales ya que estaba destinado a contener y ocultar los objetos empleados en la ceremonia, también llamados atributos sacerdotales. Tal como se representa en la moneda, en la cista se mantenía viva una serpiente, que servía tanto de perro guardián de los objetos litúrgicos como de representación o encarnación misma del dios Dionisio o Baco, quien es representado con frecuencia como un ofidio. Por lo tanto en estas monedas la representación de la cista siempre vendrá acompañada de la figura de una serpiente emergiendo y descolgándose de ella. Hay discrepancia sobre la composición de la corona vegetal que envuelve la cista mística por parte de diferentes autores. Lo que para algunos es una corona de hiedra, o corona de hiedra y bayas, para otros es una corona pámpanos, es decir brotes tiernos de vid y racimos de uva. La segunda definición cobra mucho mas sentido si tenemos en cuenta la naturaleza del culto que trata de representar.

Cista mística en una moneda romana provincial de bronce de Filípolis (197-217 d.C)

La Villa de los Misterios en Pompeya perteneció a una sacerdotisa de Dionisio, quien la hizo decorar con frescos del misterio o ritual dionisiaco

Desconcertante el reverso con dos serpientes entrelazadas de manera asimétrica. En el espacio que dejan entre ambas, apenas queda sitio para un carcaj y un pequeño aflastón sobre él. A la derecha lo que bien podía ser un tirso o una vara de Asclepio completa la composición

Llama la atención el curioso reverso de esta moneda, su disposición y la forma de llenar todo el espacio de la misma con una plasticidad muy poco convencional para los estándares a los que nos tiene acostumbrados la numismática clásica griega, mas bien rígida y simétrica, que suele buscar la equidad de formas. Se suele asociar a estas piezas con la decadencia del arte griego en la numismática, que se aleja de manera gradual de aquellas primeras obras maestras, pero no solo numismáticamente hablando. A estas piezas se la engloba dentro del periodo de crisis en el arte griego, cada vez mas oscurecido por la moderada y conservadora política romana. Partiendo de la idea de que estas monedas se acuñaron durante mucho tiempo sin sufrir cambios y de que no solo se trataba de simples elementos de canje comercial, sino de una seña identificativa del poder económico y religioso de Pérgamo y de la buena e inteligente gestión de su dinastía real, llegamos a la conclusión de que los elementos, el arte y la simbología de estas monedas fueron elegidos de manera cuidadosa y consciente, obedeciendo a unos ideales bien definidos, fue un trabajo bien planificado y encargado a los mejores abridores de cuños de la época. 

Es muy importante el detalle de que los mismos reyes de Pérgamo eran artistas, Eumenes II y Átalo III eran escultores. Pero no solo eran artistas, además eran mecenas que fomentaban el arte, atraían y pagaban artistas para que trabajaran en Pérgamo. Un claro ejemplo de ello es la enorme biblioteca que poseía Pérgamo, solo superada por la de Alejandría, o su enorme teatro, con cabida para 10.000 espectadores. Esto nos lleva a la conclusión de que hay que pensar en las acuñaciones cistofóricas no como meras monedas chapuceras y descuidadas, sino en elementos de despunte artístico, llenos de modernidad e innovación, y en cierto modo de independencia, una independencia de la que gozaba Pérgamo bajo el yugo romano, relativa pero tolerante, claramente visible en la longevidad de sus propias acuñaciones como sello distintivo e independiente, todo un logro propiciado por una política hábil e inteligente de su dinastía, casi una simbiosis con una Roma que por lo general no era dada a dejar demasiados márgenes.

Aflastas y Carcaj


Detalle de una aflasta en un tetradracma cistofórico de Pérgamo

El cistóforo es una moneda con una gran carga filosófico-religiosa como antes hemos visto. Su temática principalmente gira en torno al culto mistérico de Baco-Dionisio, tanto el anverso, con su cista mística, como el reverso con un espacio masificado por serpientes. Pero si nos fijamos bien entre esos dos ofidios entrelazados encontramos dos objetos que nos arrojan importante información. Uno de ellos es la Aflasta o Aflastón, que era un remate decorativo en forma de abanico que formaba parte de la popa de los navíos en la antigüedad, en este caso de los barcos griegos. Algunos autores catalogan este elemento de la moneda erróneamente como un sistro, que era un instrumento musical egipcio utilizado en las ceremonias religiosas. Las Aflastas son un elemento que alude al poderío naval, pero de carácter comercial. Para representar el poderío militar marítimo se recurría a la parte delantera de los barcos, en especial a un artefacto llamado rostra o espolón que se usaba para atacar a las naves enemigas. El espolón además era un recurrente trofeo de guerra que se exhibía con orgullo. El historiador romano Plinio nos cuenta que Gayo Menio, durante su consulado había fijado los rostra a la Tribuna, es decir los espolones arrebatados a las naves enemigas. Los rostra también adornaban algunas mansiones y eran un elemento fundamental en las ceremonias de triunfo militar.

Izquierda, Sistro, instrumento musical egipcio, Museo Arqueológico de Milán. Derecha, denario republicano de la gens Fonteia, 114-113 a.C, se aprecia claramente el espolón o rostra de la proa y las aflastas de la popa

El conjunto en sí podría catalogarse de pacifico si no fuera por un detalle, la aflasta se aloja sobre un carcaj o faretra, que era la cartuchera donde los arqueros guardaban sus flechas, un símbolo siempre presente en las acuñaciones cistofóricas de Pérgamo, pero también un elemento frecuente en la numismática antigua, estrechamente relacionado con las acuñaciones vinculadas a Hercules-Heracles, por lo tanto podemos tomarlo como un ingrediente más mitológico que bélico, un elemento que añade mitología a la composición iconográfica de la moneda.

Tirso

Detalle del tirso en un cistóforo de Pérgamo

Seguimos con la descripción de esta cara de la moneda y encontramos otro detalle importante y que también está sujeto a diversas interpretaciones. A la derecha del conjunto encontramos un tirso. El tirso consistía en una vara forrada con hojas de vid y rematada en su parte superior por una piña. Era un símbolo fálico, una representación icónica de Baco-Dionisio, utilizada en las bacanales. Otra hipótesis no menos interesante consiste en asociar esta figura con la vara de Asclepio, dios griego de la medicina, el cual era representado por una vara con una serpiente enroscada, símbolo que todavía está ligado a la medicina. Esta segunda teoría cobra relevancia si tenemos en cuenta que en Pérgamo todavía se pueden visitar los restos de un enorme templo llamado Asclepión, consagrado al dios de la medicina. Era uno de los centros religiosos más importantes de Pérgamo, escuela de medicina y además lugar de encuentro y tertulia de médicos. En ocasiones, en estas amonedaciones el tirso es sustituido por una antorcha, una cabeza de elefante u otro elemento.

V.R.S

Bibliografía:

El triunfo Romano - Mary Beard
Las Monedas Griegas - Real Academia Española de Historia
Historical Greek Coins - G.F Hill
Comentario histórico-numismático sobre los cistóforos - A.M de Guadán y Láscaris Comneno