Espejo de bronce romano. Museo Arqueológico de San Gimignano, Toscana
Por extraño que parezca, muchos pueblos antiguos, desde sus inicios ya poseían objetos cosméticos. Civilizaciones tan complejas como la egipcia, la griega y la romana contaban con artículos de tocador como perfumes, tintes para el cabello, desodorantes, maquillajes, pintura para ojos y labios e incluso dentífricos.
Originalmente las sociedades antiguas, especialmente la griega y la romana eran bastante escuetas respecto al arreglo personal (que no higiene), y no estaba demasiado bien visto el uso de estos lujos en los austeros comienzos de estas comunidades. Pero con el tiempo acabaron imponiéndose diferentes estilos de peinado y maquillaje cada vez mas complejos, muchos de ellos importados de Egipto hasta el mundo heleno, tendencias que los romanos no tardaron mucho tiempo en copiar a su vez a los griegos.
El peinado en la mujer de la antigüedad
Julia Mamea, madre del emperador Alejandro Severo, en un denario (228 d.C) En la moneda aparece peinada con bucles simétricos, con el cabello prácticamente formando un casco, rematado por una diadema. Es probable que ni siquiera se tratase de su cabello sino de una peluca
Las mujeres del mundo antiguo, como las actuales, teñían su cabello de color. Muchas mujeres egipcias de la aristocracia rapaban sus cabezas y usaban delicadas pelucas de cabello natural. Las romanas ya conocían la henna y la usaban para teñirse el cabello de un color oscuro o rojizo. Aunque el pelo rubio era muy valorado y muchas mujeres teñían su cabello de colores claros, esta costumbre no estaba bien vista en las sociedades griega y romana. El pelo teñido de rubio era objeto de crítica por estar asociado a mujeres libertinas y de escasa reputación.
Conjunto de denarios y doble denario de emperatrices romanas. De izquierda a derecha, la primera imagen corresponde a un denario de Faustina, esposa de Antoninio Pio, lleva un precioso tocado decorado con perlas. La segunda moneda es un denario de Crispina, esposa de Cómodo peinada con un moño de trenzas y una trenza a modo de diadema. La tercera moneda es un doble denario de Julia Domna, esposa de Septimio Severo, lleva una peluca de bucles ondulados y una diadema. La cuarta moneda es un denario de Julia Maesa, abuela de los emperadores Heliogábalo y Alejandro Severo, con un tocado de cabello ondulado que termina en una especie de moño en la nuca
Podemos encontrar una bella colección de bustos femeninos en los Museos Vaticanos. Ordenados de forma mas o menos cronológica, y partiendo de la izquierda, la tercera escultura está peinada al estilo "octavia". Octavia era la hermana del emperador Octavio Augusto, y este peinado gozó de mucha popularidad durante el gobierno de este emperador.
Para realizar estos complejos peinados se recurría a cabello postizo. Museos Vaticanos
En un principio los peinados de las griegas y las romanas, especialmente en época clásica, eran muy básicos. Eran frecuente el uso de largas melenas, sueltas o en sencillos recogidos. Con el tiempo estos peinados ganaron en complejidad, convirtiéndose en complicados arreglos de cabello con rizos y bucles, llegando incluso a ponerse de moda la utilización de cabello postizo para la elaboración de complejos moños, coronas y trenzados. Durante el siglo III se hizo frecuente el uso de pelucas y un arreglo que consistía en un peinado que prácticamente convertía al cabello en una especie de casco. Las "matronas" (así era como se llamaba a las señoras romanas) eran peinadas por una sirvienta, y en algunos casos este proceso podía durar varias horas.
El cabello en los hombres de la antigüedad
Denario del Emperador Adriano (117-138 d.C)
Los primeros varones romanos no eran especialmente cuidadosos con su aspecto personal. Lo normal era llevar el cabello y la barba largos, sin apenas complicaciones, con un aspecto mas bien asalvajado. No pasó mucho tiempo hasta que empezaron a imitar a los griegos, quienes llevaban el cabello corto y el rostro afeitado. Los romanos fueron un poco más lejos, y se impuso una moda que consistía en un característico peinado escalonado con rizos. Para tal cometido los barberos usaban una especie de hierro caliente.
Para el siglo II se volvió a imponer la moda de la barba. Fue precisamente el emperador de origen español; Adriano, amante del mundo griego, quien comenzó esta tendencia. Al poco tiempo fue imitada por la mayoría de los romanos.
La importancia de la moneda en la difusión del peinado
As de bronce del emperador Claudio (41 d.C) El emperador aparece peinado "a la romana", con el característico estilo realizado con hileras de cabello ondulado.
La moneda estaba al alcance de todos los ciudadanos, no solo de roma, también de todo el imperio, lo que incluía las provincias. Todos los años se acuñaban varias monedas distintas, monedas con la imagen de los emperadores, sus esposas y sus hijos, con sus peinados y atuendos, los cuales eran imitados por todos sus súbditos, tal y como hoy la gente imita a cantantes y futbolistas. Así que la moneda no solo se convierte en un elemento propagandístico y político sino que también se hace eco de las tendencias y modas del momento.
Perfumes y cosméticos
Ungüentario de alabastro, Museo Arqueológico de Puig d'es Molins, Ibiza. Estos bellos frascos contenían perfumes y aceites aromáticos
El maquillaje de los antiguos no difería mucho del que tenemos en la actualidad. Estaba hecho con tierras de colores y cenizas y se solía guardar en cajitas y conchas de moluscos marinos. Había todo tipo de maquillaje y pintura para la cara, los ojos y los labios. También era posible conseguir diferentes tipos de ungüentos perfumados y aceites, los cuales se extraían de algunas flores y plantas. Los mejores perfumes eran traídos de Corinto y se presentaban en una serie de frascos de vidrio, cerámica o alabastro muy elaborados.
Ungüentarios de pasta vítrea, Museo Arqueológico de Puig d'es Molins
Izq. arriba, cajas para cosméticos hechas de plomo. Izq. abajo, conchas marinas utilizadas para poner maquillaje. Derecha, Pinzas depilatorias de bronce y paletas de hueso y bronce usadas para mezclar y aplicar los cosméticos. Museo Arqueológico de Puig d'es Molins.
Este tipo de perfumes basados en aceite se utilizaban para todo el cuerpo e incluso era muy común emplearlos para perfumar la ropa. Estos productos, especialmente los de importación, tenían un precio elevado y no estaban al alcance de cualquiera, pero eran muy apreciados por las clases altas y la realeza, quienes estaban dispuestos a desembolsar grandes sumas de dinero para hacerse con ellos.
V.R.S
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